- Organizado por la Asociación Asturiana de Ergonomía (Preveras) y la Asociación Española de Ergonomía (AEE), el Congreso, cita de referencia en el sector, se celebró los días 19 y 20 de septiembre en Gijón, con el título “Trabajo seguro, saludable, sostenible y productivo”
En la primera de las jornadas participaron Natalia Fernández Laviada, subdirectora General de Prevención, Calidad y Comunicación de Fraternidad-Muprespa, que tomó parte en la mesa redonda «Factores de la organización del trabajo y la gestión de los recursos humanos», e Iván Fernández, consultor de Prevención de la Delegación Principal de Oviedo, que participó en la mesa redonda «Soluciones en el sector sociosanitario».
Fernández Laviada comenzó haciendo una disquisición sobre el concepto de trabajo, explicando las connotaciones históricas y sociales del mismo y describiendo los beneficios que también tiene para las personas trabajadoras. “Trabajar es bueno”, afirmó, “no hay que demonizar el trabajo, hay que perseguir el mal trabajo, muchas veces derivado de unos malos líderes, culturas corporativas tóxicas o condiciones laborales desacertadas”.
Según explicó “un líder efectivo debe ser capaz de inspirar a su equipo para que trabaje duro hacia una visión compartida. Lo primero que se pierde en las culturas corporativas tóxicas es la confianza, un concepto que junto a la reputación es la piedra angular de la ganancia en las empresas que se mueven por propósitos como el trabajo con sentido, la sostenibilidad, la competitividad y el liderazgo saludable”.
Iván Fernández, por su parte, se centró en el cuidado de la salud de las personas que trabajan en el área de prevención de riesgos laborales. Aseguró que existen pocos estudios sobre la situación de estos profesionales “ya que ellos mismo debería realizar el seguimiento de sus condiciones laborales, algo muy complejo de llevar a cabo en ámbitos reales”.
Además, afirmó que en un sistema productivo en el que las tecnologías han irrumpido de forma abrupta, las profesiones relacionadas con la prevención de riesgos laborales pueden ser una de las más afectadas por el tecnoestrés. “Se trata de un trabajo con elevadas exigencias tecnológicas en los ámbitos de la formación, la evaluación de riesgos o la coordinación de actividades empresariales y en el que los cambios y actualizaciones tecnológicos son extremadamente frecuentes” matizó.